Un sentimiento taciturno,
algo que embriaga,
la dimensión de mi existencia
cuatro letras sin sentido,
intentando contar,
una crónica sin historia.
Siempre la sensación,
de vacío en el estomago.
Ese puño que aprieta,
mi pecho agobiado,
por lo que aun queda por vivir.
La incertidumbre de no saber,
con que vendrá mañana.
El amor roto,
por el que ni llorar quiero.
Esas noches negras,
cargadas de llantos,
para no ser oído.
Los gritos callados,
que se ahogan con la almohada.
Y la respiración que se entrecorta,
dejándome ausente de la realidad.
Así es el diario privado,
de la angustia del pasado.
No tiene música, ni color,
solo el sombrío presente,
y ese futuro que no merece la pena,
ya esperarlo.
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